La Concepción y el
desarrollo de la infancia desde la antigüedad hasta la época actual.
El
presente ensayo pretende dar muestra de
la concepción y el desarrollo de la
infancia que se ha construido a través de la historia, desde la antigüedad
hasta la época actual. Hablaremos en base a la experiencia e investigaciones de
distintos autores, pero principalmente enfocados en las aportaciones que el historiador francés Philippe Aries ha hecho en
el estudio de la infancia. Ya que
de todos los libros sobre la infancia en otras épocas, el mejor conocido es
quizá el de (Philippe Ariès)
En esta ocasión
tomaremos como referencia su artículo de
“La infancia” y en el artículo de Juan Delval sobre “El estudio del Desarrollo
Humano” (Delval,
1982). La
concepción actual de la infancia, no es natural o dada. Como sucede con otras
elaboraciones de la cultura, nos resultan tan obvias que olvidamos que
provienen de un proceso histórico que las fue configurando.
Empezaremos
por ver que concepción se tenía durante la edad media; Y que en la antigüedad
romana, tal como señala Philippe Aries, la vida era dada dos veces, la primera,
al salir del vientre materno, y la segunda, cuando el padre lo elevaba. Esto es
coherente con la importancia de los vínculos electivos en la antigüedad
respecto a los sanguíneos.
Esta
situación, comienza a cambiar a partir de los siglos II y III “no por méritos
del cristianismo, sino en tanto que los cristianos se apoderaron de la nueva
moral” (Philippe Ariès) surge un nuevo modelo de
familia, que repercute en el niño. Los vínculos carnales, comienzan a ser
importantes, en efecto, el matrimonio, comienza a predominar sobre otras formas
de unión. De está forma, la fecundidad adquiere un valor determinante y va a
preparar a muy largo plazo la función que desempeñará el niño.
En
el siglo IV, empiezan y duran muchos tiempos duros donde el poder
del individuo no depende del rango sino del número y cantidad de su clientela,
la cual, se funde con la familia y como los lazos de sangre son los que mejor
asegurar la lealtad, se potencia la revalorización de la fecundidad. El
infanticidio, por ejemplo, practicado con frecuencia en la antigüedad, es
catalogado como un delito, si bien estas prácticas subsisten vergonzosamente. Pero
la infancia, a lo largo de la Edad Media, permanece en las sombras, es a partir
del siglo XIV donde comienza a concederse cierta importancia a la infancia, que
recién llegaría a verse descubierta completamente en el Emille de Rosseau.
A partir del siglo XVI, en
efecto, los niños adquieren valor en sí mismos, (Philippe Ariès) señala el
modo de vestir, que, en contrapartida con lo que sucedía en tiempos medievales,
se diferencia del atuendo de los adultos.
Pero es a partir del siglo XV donde en las clases acomodadas el niño va a tener un modo propio de vestir sobre todo en los varones. De este modo, fundamenta Aries que, la infancia es una construcción histórica que termina de ser elaborada en la modernidad. No es natural sino una elaboración histórica.
Pero es a partir del siglo XV donde en las clases acomodadas el niño va a tener un modo propio de vestir sobre todo en los varones. De este modo, fundamenta Aries que, la infancia es una construcción histórica que termina de ser elaborada en la modernidad. No es natural sino una elaboración histórica.
Pero es en el siglo XVII donde
comienza a configurarse la ternura en función de la infancia, sin embargo,
existe un sentimiento de doble cara que contrapone dicha ternura con la
severidad que supone la educación. (Aries) Donde
resurgen muchas de las ideas clásicas sobre la educación infantil. Se produce
un auge de las observaciones de niños que revelan un nuevo interés por el
desarrollo infantil. Por ejemplo,
(Enesco) (Erasmo,
1530)manifiesta
cierto interés por la naturaleza infantil. (Vives,1492-1540)también expresa su interés
por la evolución del niño, por las diferencias individuales, por la educación
de “anormales”, y por la necesidad de Adaptación de la educación a los
distintos casos y niveles. Destaca también su preocupación por la educación de
las mujeres.
Esta
idea es central en Comenius (1592-1670),
que insiste en que se debe educar tanto a niños como niñas, y en el papel de la
madre como primera educadora.
Defiende
la escolarización obligatoria hasta los 12 años (idea abandonada por completo durante
las etapas anteriores), y señala las ventajas de la enseñanza elemental en
lengua materna.
Con
la Revolución Industrial y la emergencia de la burguesía disminuye
drásticamente la necesidad de mano de obra infantil y, por tanto, muchos niños
dejan de tener que ir a trabajar y les quedan “demasiadas horas de ocio” que
deben ocupar con alguna actividad. De ahí que la necesidad de escolarizarlos se
convierta en un objetivo primordial.
Por
otro lado, los cambios en la vida social (la emergencia de ciudades) y familiar
(la vida en las casas y los cambios en su distribución) promueven un
contacto más estrecho entre padres e hijos.
En el siglo XVIII, en la sociedad medieval no
existía el sentimiento de la infancia tal y como lo conocemos hoy y los niños
eran considerados como algo divertido que no se diferenciaba mucho de un
animal. Si el niño moría cosa que sucedía muy
a menudo en los primero años, la familia podía sentirlo pero no constituía
un gran drama y pronto un nuevo hijo vendría a remplazarlo. Los hijos eran
abundantes y pocos llegaban a una edad adulta, el niño no salía de una especie
de anonimato hasta que alcanzaba una cierta edad, pero a partir de un momento
en que el niño ya no necesitaba de cuidados especiales entraba a formar parte
de la sociedad de los adultos y se le empezaba a tratar como tal, lo único que
lo diferenciaba de los adultos eran que sus fuerzas eran menores y que no podía
ser una serie de cosas que estaban al alcance de los adultos. (Delval, 1982)
La educación de los niños era
diferente según las distintas clases sociales. En la clase alta el contacto del niño con sus
padres durante los primeros años era muy escaza y solía vivir con amas y
criadas de él. Muchas veces los padres ni siquiera le veían durante largos
periodos de tiempo. Las relaciones afectivas eran frecuentemente muy escazas o casi inexistentes, en cambio en
las clases bajas el niño convivía estrechamente con los adultos desde el
nacimiento y también con los hermanos mayores que a veces se ocupaba de él.
Una
de las figuras más importantes del S. XVIII es Jean-Jacques Rousseau (1712-1778). Su obra Emule
ou de l´éducation contiene una serie
de principios básicos sobre cómo educar a los niños, y se convierte en un libro
muy de moda en la alta sociedad francesa.
Entre sus ideas más influyentes y conocidas está la de que el niño es bueno por naturaleza.
Nace así, al menos, y es la sociedad la que puede llegar a pervertir las buenas
inclinaciones del niño. (Rousseau, 1712-1778)
Por
otro lado, defiende con vigor que toda educación debe ADAPTARSE al nivel del
niño, la importancia de la acción y experiencia, y no sólo de la palabra, para
adquirir el conocimiento. Critica las prácticas instructivas excesivamente
memorísticas. Frente a la perspectiva medieval del niño como un ser con
características humanas un tanto
artificial, Rousseau sostiene que es un ser con características propias,
que sigue un desarrollo físico, intelectual, moral… y resume estas ideas en la
frase: “El
pequeño del hombre no es simplemente un hombre pequeño” (Rousseau, 1712-1778)
Para Rousseau, la educación debe ser
obligatoria y debe incluir a la mujer.
Otras
ideas innovadoras de pedagogos y filósofos son las de Pestalozzi (1746-1827) es otro referente importante. Dedicó gran
parte de su vida al estudio y la atención de la infancia desvalida. Pestalozzi
pretendía integrar a niños de escasos recursos a la vida social, a través de la
enseñanza de un oficio. No concebía el educador como una figura autoritaria y
pensaba que éste debía estar al servicio de las necesidades del alumno: tenía
una gran confianza en las capacidades del niño.
(Enesco)Tiedemann que hizo aportaciones significativas para el
estudio de la infancia. Haciendo observaciones sobre el desarrollo de las
facultades anímicas. Donde sus primeras observaciones se basaron en la
descripción del desarrollo tecnológico del niño. (Tiedemann,
1988)
Froebel promueve la idea del
"kindergarten" (escuela preescolar) y destaca la continuidad
educativa entre escuela-hogar comunidad, la importancia del juego infantil para
su desarrollo y la necesidad de interacción y contacto entre padres e hijos. ((Froebel,
1852)). En estos dos siglos (XVIII y XIX) proliferan
las observaciones de niños, cada vez más sistemáticas, realizadas por
pedagogos, filósofos y hombres de ciencia, muchas de ellas con sus propios
hijos. Se publican monografías biográficas:
Taine;
realizo observaciones sobre la adquisición del lenguaje que provocaría la
publicación del siguiente trabajo de Darwin y a partir de ahí, la de una larga
serie de observaciones sobre el desarrollo. (Taine)
Charles
Darwin con la publicación del Origen
de las especies provoca una revolución conceptual en las ciencias y en la
concepción del hombre. Aunque su influencia en la psicología es más tardía, en
su teoría subyacen conceptos clave, como la continuidad animal hombre y
niño-hombre; una aproximación naturalista al desarrollo humano, y una
psicología comparada. (Darwin, 1859)
Se
puede decir que el estudio científico del niño empieza en la segunda mitad del
S. XIX. Más tarde Preyer,1882; etc. Hay un gran
interés por sujetos “excepcionales” o “especiales”: estudio de Itard sobre el
niño salvaje de Aveyron; estudio de superdotados (Mozart), ciegos de
nacimiento que recuperan la vista.
(Vygotsky, 1934)En su libro destacó que
el pensamiento del niño no se desarrolla dentro de un vacío, sino que está sujeto
a las influencias del contexto sociocultural que crece. Se enfocó en la forma
en que los adultos transmiten a sus hijos las creencias, costumbre y destrezas
propias de su cultura; él pensó que uno de los objetivos fundamentales de toda
sociedad es que los niños adquieran ciertos valores y destrezas culturales
esenciales y así contrastar cada aspecto del desarrollo infantil con este telón
de fondo.
(Enesco) Piaget:
Denominada perspectiva del desarrollo cognitivo se enfoca en la forma en
que los niños construyen el conocimiento y como cambian estas construcciones
con el tiempo; pensando que en ellos era natural intentar dar sentido a su
mundo; se definió por parte de esta teoría que durante la infancia, la niñez y
la adolescencia, los jóvenes desean comprender el funcionamiento del mundo
social y físico, señalando 4 etapas bien definidas:
· Sensorio motora: Del nacimiento hasta los 2 años
· Pensamiento pre-operacional: Desde los 2 hasta los 6 años
· Pensamiento concreto: 7 años a la adolescencia temprana
· Pensamiento formal: De la adolescencia en adelante.
Además,
a finales de ese siglo se plantean una serie de problemas prácticos en relación
con las técnicas de crianza y educación de los niños. En algunos países se ha
planteado ya la necesidad de una educación obligatoria generalizada, suscitando
grandes debates sociales y políticos (parlamentarios) sobre el tema. Entre los
problemas concretos que se plantean está la necesidad de identificar a los
niños que tienen un desarrollo "normal" distinguiéndolos de los retardados
(Francia). Esto llevará a desarrollar los primeros instrumentos de medida del desarrollo
(Simon, 1905)
Sin
embargo, en el siglo XIX no hay todavía una concepción unificada de la infancia
y de la educación. En la Europa continental persiste la influencia del
pensamiento de Rousseau que defiende la bondad natural del niño y la idea de una educación permisiva. Por el
contrario, en EEUU e Inglaterra es la tradición calvinista la más influyente:
el niño debe ser reformado mediante una educación autoritaria que haga uso del
castigo físico y público (Rousseau, 1712-1778)
En la modernidad, la
pedagogización de la infancia da lugar, a un infantilización de parte de la
sociedad. Esto significa que se pone en marcha un proceso a través del cual. La
sociedad comienza a amar, proteger y considerar a los niños ubicando a la
institución escolar en un papel central. Infatilización y escolarización
aparecen en la modernidad como dos fenómenos paralelos y complementarios.
Baquero y Naradowski, concluyen
que la infancia es una construcción de la modernidad puesto que parte de la
población se hace acreedora de una serie de características que serán
condensadas en ciertas instituciones, así como la determinación de parámetros
de limitación en los discursos científicos y normativos.
En la actualidad cuando la
infancia llega a configurarse como un
estatuto digno de ser mirado y estudiado desde todas las disciplinas, y cuando
la infancia se convierte en la etapa de mayor importancia en la vida del ser
humano.
Hemos pasado del concepto de “niño”
como un hombre pequeño que se prepara para la vida, al concepto de que
la mente del niño que se asemeja a una tabla rasa, sobre la que todo
está por escribir.
El niño es seguramente una esponja,
especialmente entre los 5 y los 12 años, que absorbe todo lo que entra en
contacto con ella, para después volver a sintetizar y “recordar” solamente
aquellas formas de experiencia que considera significativas.
No obstante, aunque la concepción
del niño ha evolucionado, la realidad económica y social, que dio lugar a la
idea del niño como propiedad o recurso económico persiste y sirve de sustento
al trabajo y la explotación económica de millones de niñas, niños y
adolescentes en todo el mundo.
Hace 100 años, los niños tenían una
significativa presencia como fuerza laboral en los países industrializados (en
algunos casos de hasta un 50%), trabajando jornadas laborales de hasta 13 horas
diarias.
Es por ello, y por los estragos de
la primera Guerra Mundial, que
Englantyne Jebb crea en 1923 la primera Declaración de Ginebra, para
comprometer a la humanidad en la defensa de los niños/as, y que un año después
se incluye en la Carta de Derechos de la Infancia de la Sociedad de Naciones.
Después de la II Guerra Mundial, se realizan
la Declaración Universal de los Derechos del Niño (1959) y la Convención sobre
los Derechos de la Infancia (1989) para tratar de paliar las brutalidades y el
desamparo al que se han visto sometidos a lo largo de la historia.
Es en 1979 cuando hay un verdadero cambio con
respecto a la concepción de la infancia, pues a partir del año del niño, se
considera a los adultos responsables de que se cumplan los derechos infantiles.
Indiscutiblemente uno de ellos es el
derecho a la educación, y por la inquietud por el estado de ésta surge la
Escuela Nueva o Nueva Educación basada en la renovación de las ideas de
Rousseau que por fin se llevan a cabo en la práctica. Así, se considera que
todo niño/a tiene un potencial aprovechable y se tienen en cuenta sus
necesidades particulares, diferentes a las de los adultos. Esta concepción de
la infancia que sigue vigente hoy en día podríamos definirla como: El primer
periodo de vida humana, que se extiende desde el nacimiento hasta la
adolescencia, en el que se desarrollan las potencialidades, las capacidades y
se sientan las bases del desarrollo de la personalidad posterior del individuo.
En definitiva, es una etapa decisiva para intervenir y procurar en el niño/a un
desarrollo positivo en todos los aspectos (físico, motor, cognitivo, afectivo,
social).
Hoy, podemos afirmar que el niño
tiene una autonomía propia y una dignidad propia. Y podemos también afirmar que
no todo está por escribir, porque los factores del aprendizaje pasan a través
del patrimonio genético e interacción con el medio ambiente, mediados por las
formas significativas de la experiencia.
Sin embargo, aunque la concepción de
la infancia ha mejorado a lo largo de la historia a nivel general, actualmente
el problema no ha sido resuelto, y se carece de información suficientemente
confiable acerca del número real de niñas y niños en situaciones inadmisibles.
No todas las sociedades ni culturas
tienen la misma visión del niño/a, diferencias marcadas por las distintas
tradiciones y costumbres de cada una de ellas, tales como: las relaciones entre
los miembros de la familia, el tipo de atención que reciben en cuanto a su
educación y crianza y el tiempo dedicado a ello, la edad en que se les exige
que asuman responsabilidades, las tareas que se les imponen, la posibilidad de
acceso a objetos de consumo, etc.
Bibliografía
Aries. La infancia.
Darwin, C. (1859). Origen
de las especies.
Delval, J. (1982). “El
estudio del Desarrollo Humano” .
Enesco, I. (s.f.). UCM.
Obtenido de
http://www.ucm.esc/info/psicoevo/Profes/IleanaEnesco/Desarrollo/La_infancia_en_la_historia.pdf
Erasmo. (1530). De
Pueris.
Froebel. (1852).
Philippe Ariès. “Centuries
of Childbood” (Siglos de infancia).
Rousseau, J.-J. ( 1712-1778). Emule ou de l´éducation .
Simon, B. y. (1905).
primer test de inteligencia .
Taine. 1876.
Tiedemann. (1988).
Vives, L. ((1492-1540) ).
Vygotsky. (1934). “Pensamiento
y Lenguaje” .
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