viernes, 28 de diciembre de 2012

Mi mejor ensayo




La Concepción y el desarrollo de la infancia desde la antigüedad hasta la época actual.


El presente ensayo  pretende dar muestra de la concepción y el desarrollo  de la infancia que se ha construido a través de la historia, desde la antigüedad hasta la época actual. Hablaremos en base a la experiencia e investigaciones de distintos autores, pero principalmente enfocados en  las aportaciones que el  historiador francés Philippe Aries ha hecho en el estudio de la infancia. Ya que de todos los libros sobre la infancia en otras épocas, el mejor conocido es quizá el de (Philippe Ariès)

En  esta ocasión tomaremos como referencia  su artículo de “La infancia” y en el artículo de Juan Delval sobre “El estudio del Desarrollo Humano”  (Delval, 1982). La concepción actual de la infancia, no es natural o dada. Como sucede con otras elaboraciones de la cultura, nos resultan tan obvias que olvidamos que provienen de un proceso histórico que las fue configurando.

Empezaremos por ver que concepción se tenía durante la edad media; Y que en la antigüedad romana, tal como señala Philippe Aries, la vida era dada dos veces, la primera, al salir del vientre materno, y la segunda, cuando el padre lo elevaba. Esto es coherente con la importancia de los vínculos electivos en la antigüedad respecto a los sanguíneos.

Esta situación, comienza a cambiar a partir de los siglos II y III “no por méritos del cristianismo, sino en tanto que los cristianos se apoderaron de la nueva moral”  (Philippe Ariès) surge un nuevo modelo de familia, que repercute en el niño. Los vínculos carnales, comienzan a ser importantes, en efecto, el matrimonio, comienza a predominar sobre otras formas de unión. De está forma, la fecundidad adquiere un valor determinante y va a preparar a muy largo plazo la función que desempeñará el niño.

 

En el siglo IV, empiezan y duran muchos tiempos duros donde el poder del individuo no depende del rango sino del número y cantidad de su clientela, la cual, se funde con la familia y como los lazos de sangre son los que mejor asegurar la lealtad, se potencia la revalorización de la fecundidad. El infanticidio, por ejemplo, practicado con frecuencia en la antigüedad, es catalogado como un delito, si bien estas prácticas subsisten vergonzosamente. Pero la infancia, a lo largo de la Edad Media, permanece en las sombras, es a partir del siglo XIV donde comienza a concederse cierta importancia a la infancia, que recién llegaría a verse descubierta completamente en el Emille de Rosseau.

A partir del siglo XVI, en efecto, los niños adquieren valor en sí mismos,  (Philippe Ariès) señala el modo de vestir, que, en contrapartida con lo que sucedía en tiempos medievales, se diferencia del atuendo de los adultos.
Pero es a partir del siglo XV donde en las clases acomodadas el niño va a tener un modo propio de vestir sobre todo en los varones. De este modo, fundamenta Aries que, la infancia es una construcción histórica que termina de ser elaborada en la modernidad. No es natural sino una elaboración histórica.

Pero es en el siglo XVII donde comienza a configurarse la ternura en función de la infancia, sin embargo, existe un sentimiento de doble cara que contrapone dicha ternura con la severidad que supone la educación.  (Aries) Donde resurgen muchas de las ideas clásicas sobre la educación infantil. Se produce un auge de las observaciones de niños que revelan un nuevo interés por el desarrollo infantil. Por ejemplo,

 (Enesco)  (Erasmo, 1530)manifiesta cierto interés por la naturaleza infantil.  (Vives,1492-1540)también expresa su interés por la evolución del niño, por las diferencias individuales, por la educación de “anormales”, y por la necesidad de Adaptación de la educación a los distintos casos y niveles. Destaca también su preocupación por la educación de las mujeres.

Esta idea es central en Comenius (1592-1670), que insiste en que se debe educar tanto a niños como niñas, y en el papel de la madre como primera educadora.

Defiende la escolarización obligatoria hasta los 12 años (idea abandonada por completo durante las etapas anteriores), y señala las ventajas de la enseñanza elemental en lengua materna.

 

Con la Revolución Industrial y la emergencia de la burguesía disminuye drásticamente la necesidad de mano de obra infantil y, por tanto, muchos niños dejan de tener que ir a trabajar y les quedan “demasiadas horas de ocio” que deben ocupar con alguna actividad. De ahí que la necesidad de escolarizarlos se convierta en un objetivo primordial.

Por otro lado, los cambios en la vida social (la emergencia de ciudades) y familiar (la vida en las casas y los cambios en su distribución) promueven un contacto más estrecho entre padres e hijos.

 

 En el siglo XVIII, en la sociedad medieval no existía el sentimiento de la infancia tal y como lo conocemos hoy y los niños eran considerados como algo divertido que no se diferenciaba mucho de un animal. Si el niño moría cosa que sucedía muy  a menudo en los primero años, la familia podía sentirlo pero no constituía un gran drama y pronto un nuevo hijo vendría a remplazarlo. Los hijos eran abundantes y pocos llegaban a una edad adulta, el niño no salía de una especie de anonimato hasta que alcanzaba una cierta edad, pero a partir de un momento en que el niño ya no necesitaba de cuidados especiales entraba a formar parte de la sociedad de los adultos y se le empezaba a tratar como tal, lo único que lo diferenciaba de los adultos eran que sus fuerzas eran menores y que no podía ser una serie de cosas que estaban al alcance de los adultos.  (Delval, 1982)

 

La educación de los niños era diferente según las distintas clases sociales.  En la clase alta el contacto del niño con sus padres durante los primeros años era muy escaza y solía vivir con amas y criadas de él. Muchas veces los padres ni siquiera le veían durante largos periodos de tiempo. Las relaciones afectivas eran frecuentemente  muy escazas o casi inexistentes, en cambio en las clases bajas el niño convivía estrechamente con los adultos desde el nacimiento y también con los hermanos mayores que a veces se ocupaba de él.

Una de las figuras más importantes del S. XVIII es Jean-Jacques Rousseau (1712-1778). Su obra Emule ou de l´éducation  contiene una serie de principios básicos sobre cómo educar a los niños, y se convierte en un libro muy de moda en la alta sociedad francesa.  Entre sus ideas más influyentes y conocidas está la de que el niño es bueno por naturaleza. Nace así, al menos, y es la sociedad la que puede llegar a pervertir las buenas inclinaciones del niño.  (Rousseau, 1712-1778)

 

Por otro lado, defiende con vigor que toda educación debe ADAPTARSE al nivel del niño, la importancia de la acción y experiencia, y no sólo de la palabra, para adquirir el conocimiento. Critica las prácticas instructivas excesivamente memorísticas. Frente a la perspectiva medieval del niño como un ser con características humanas un tanto  artificial, Rousseau sostiene que es un ser con características propias, que sigue un desarrollo físico, intelectual, moral… y resume estas ideas en la frase: “El pequeño del hombre no es simplemente un hombre pequeño”  (Rousseau, 1712-1778)

 

 Para Rousseau, la educación debe ser obligatoria y debe incluir a la mujer.

Otras ideas innovadoras de pedagogos y filósofos son las de Pestalozzi (1746-1827) es otro referente importante. Dedicó gran parte de su vida al estudio y la atención de la infancia desvalida. Pestalozzi pretendía integrar a niños de escasos recursos a la vida social, a través de la enseñanza de un oficio. No concebía el educador como una figura autoritaria y pensaba que éste debía estar al servicio de las necesidades del alumno: tenía una gran confianza en las capacidades del niño.

 

(Enesco)Tiedemann que hizo aportaciones significativas para el estudio de la infancia. Haciendo observaciones sobre el desarrollo de las facultades anímicas. Donde sus primeras observaciones se basaron en la descripción del desarrollo tecnológico del niño.  (Tiedemann, 1988)

Froebel promueve la idea del "kindergarten" (escuela preescolar) y destaca la continuidad educativa entre escuela-hogar comunidad, la importancia del juego infantil para su desarrollo y la necesidad de interacción y contacto entre padres e hijos. ((Froebel, 1852)). En estos dos siglos (XVIII y XIX) proliferan las observaciones de niños, cada vez más sistemáticas, realizadas por pedagogos, filósofos y hombres de ciencia, muchas de ellas con sus propios hijos. Se publican monografías biográficas:

Taine; realizo observaciones sobre la adquisición del lenguaje que provocaría la publicación del siguiente trabajo de Darwin y a partir de ahí, la de una larga serie de observaciones sobre el desarrollo.  (Taine)

 

Charles Darwin con la publicación del Origen de las especies provoca una revolución conceptual en las ciencias y en la concepción del hombre. Aunque su influencia en la psicología es más tardía, en su teoría subyacen conceptos clave, como la continuidad animal hombre y niño-hombre; una aproximación naturalista al desarrollo humano, y una psicología comparada.  (Darwin, 1859)

Se puede decir que el estudio científico del niño empieza en la segunda mitad del S. XIX. Más tarde Preyer,1882; etc. Hay un gran interés por sujetos “excepcionales” o “especiales”: estudio de Itard sobre el niño salvaje de Aveyron; estudio de superdotados (Mozart), ciegos de nacimiento que recuperan la vista.

 

(Vygotsky, 1934)En su libro  destacó que el pensamiento del niño no se desarrolla dentro de un vacío, sino que está sujeto a las influencias del contexto sociocultural que crece. Se enfocó en la forma en que los adultos transmiten a sus hijos las creencias, costumbre y destrezas propias de su cultura; él pensó que uno de los objetivos fundamentales de toda sociedad es que los niños adquieran ciertos valores y destrezas culturales esenciales y así contrastar cada aspecto del desarrollo infantil con este telón de fondo.

(Enesco) Piaget: Denominada perspectiva del desarrollo cognitivo se enfoca en la forma en que los niños construyen el conocimiento y como cambian estas construcciones con el tiempo; pensando que en ellos era natural intentar dar sentido a su mundo; se definió por parte de esta teoría que durante la infancia, la niñez y la adolescencia, los jóvenes desean comprender el funcionamiento del mundo social y físico, señalando 4 etapas bien definidas:


· Sensorio motora: Del nacimiento hasta los 2 años
· Pensamiento pre-operacional: Desde los 2 hasta los 6 años
· Pensamiento concreto: 7 años a la adolescencia temprana
· Pensamiento formal: De la adolescencia en adelante.

 

 

Además, a finales de ese siglo se plantean una serie de problemas prácticos en relación con las técnicas de crianza y educación de los niños. En algunos países se ha planteado ya la necesidad de una educación obligatoria generalizada, suscitando grandes debates sociales y políticos (parlamentarios) sobre el tema. Entre los problemas concretos que se plantean está la necesidad de identificar a los niños que tienen un desarrollo "normal" distinguiéndolos de los retardados (Francia). Esto llevará a desarrollar los primeros instrumentos de medida del desarrollo  (Simon, 1905)

 

 

Sin embargo, en el siglo XIX no hay todavía una concepción unificada de la infancia y de la educación. En la Europa continental persiste la influencia del pensamiento de Rousseau que defiende la bondad natural del niño y la    idea de una educación permisiva. Por el contrario, en EEUU e Inglaterra es la tradición calvinista la más influyente: el niño debe ser reformado mediante una educación autoritaria que haga uso del castigo físico y público (Rousseau, 1712-1778)

En la modernidad, la pedagogización de la infancia da lugar, a un infantilización de parte de la sociedad. Esto significa que se pone en marcha un proceso a través del cual. La sociedad comienza a amar, proteger y considerar a los niños ubicando a la institución escolar en un papel central. Infatilización y escolarización aparecen en la modernidad como dos fenómenos paralelos y complementarios.

Baquero y Naradowski, concluyen que la infancia es una construcción de la modernidad puesto que parte de la población se hace acreedora de una serie de características que serán condensadas en ciertas instituciones, así como la determinación de parámetros de limitación en los discursos científicos y normativos.

En la actualidad cuando la infancia  llega a configurarse como un estatuto digno de ser mirado y estudiado desde todas las disciplinas, y cuando la infancia se convierte en la etapa de mayor importancia en la vida del ser humano.

Hemos pasado del concepto de “niño” como un hombre pequeño que se prepara para la vida, al concepto de que la mente del niño que se asemeja a una tabla rasa, sobre la que todo está por escribir.

El niño es seguramente una esponja, especialmente entre los 5 y los 12 años, que absorbe todo lo que entra en contacto con ella, para después volver a sintetizar y “recordar” solamente aquellas formas de experiencia que considera significativas.

No obstante, aunque la concepción del niño ha evolucionado, la realidad económica y social, que dio lugar a la idea del niño como propiedad o recurso económico persiste y sirve de sustento al trabajo y la explotación económica de millones de niñas, niños y adolescentes en todo el mundo.

 Hace 100 años, los niños tenían una significativa presencia como fuerza laboral en los países industrializados (en algunos casos de hasta un 50%), trabajando jornadas laborales de hasta 13 horas diarias.

Es por ello, y por los estragos de la primera  Guerra Mundial, que Englantyne Jebb crea en 1923 la primera Declaración de Ginebra, para comprometer a la humanidad en la defensa de los niños/as, y que un año después se incluye en la Carta de Derechos de la Infancia de la Sociedad de Naciones.

 Después de la II Guerra Mundial, se realizan la Declaración Universal de los Derechos del Niño (1959) y la Convención sobre los Derechos de la Infancia (1989) para tratar de paliar las brutalidades y el desamparo al que se han visto sometidos a lo largo de la historia.

 Es en 1979 cuando hay un verdadero cambio con respecto a la concepción de la infancia, pues a partir del año del niño, se considera a los adultos responsables de que se cumplan los derechos infantiles.

Indiscutiblemente uno de ellos es el derecho a la educación, y por la inquietud por el estado de ésta surge la Escuela Nueva o Nueva Educación basada en la renovación de las ideas de Rousseau que por fin se llevan a cabo en la práctica. Así, se considera que todo niño/a tiene un potencial aprovechable y se tienen en cuenta sus necesidades particulares, diferentes a las de los adultos. Esta concepción de la infancia que sigue vigente hoy en día podríamos definirla como: El primer periodo de vida humana, que se extiende desde el nacimiento hasta la adolescencia, en el que se desarrollan las potencialidades, las capacidades y se sientan las bases del desarrollo de la personalidad posterior del individuo. En definitiva, es una etapa decisiva para intervenir y procurar en el niño/a un desarrollo positivo en todos los aspectos (físico, motor, cognitivo, afectivo, social).

Hoy, podemos afirmar que el niño tiene una autonomía propia y una dignidad propia. Y podemos también afirmar que no todo está por escribir, porque los factores del aprendizaje pasan a través del patrimonio genético e interacción con el medio ambiente, mediados por las formas significativas de la experiencia.

Sin embargo, aunque la concepción de la infancia ha mejorado a lo largo de la historia a nivel general, actualmente el problema no ha sido resuelto, y se carece de información suficientemente confiable acerca del número real de niñas y niños en situaciones inadmisibles.

No todas las sociedades ni culturas tienen la misma visión del niño/a, diferencias marcadas por las distintas tradiciones y costumbres de cada una de ellas, tales como: las relaciones entre los miembros de la familia, el tipo de atención que reciben en cuanto a su educación y crianza y el tiempo dedicado a ello, la edad en que se les exige que asuman responsabilidades, las tareas que se les imponen, la posibilidad de acceso a objetos de consumo, etc.

 

 

 

 

 

Bibliografía


Aries. La infancia.

Darwin, C. (1859). Origen de las especies.

Delval, J. (1982). “El estudio del Desarrollo Humano” .

Enesco, I. (s.f.). UCM. Obtenido de http://www.ucm.esc/info/psicoevo/Profes/IleanaEnesco/Desarrollo/La_infancia_en_la_historia.pdf

Erasmo. (1530). De Pueris.

Froebel. (1852).

Philippe Ariès. “Centuries of Childbood” (Siglos de infancia).

Rousseau, J.-J. ( 1712-1778). Emule ou de l´éducation .

Simon, B. y. (1905). primer test de inteligencia .

Taine. 1876.

Tiedemann. (1988).

Vives, L. ((1492-1540) ).

Vygotsky. (1934). “Pensamiento y Lenguaje” .

 

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